Este es el nombre con el que denominaron a esta nueva especie, descubierta por un equipo de investigadores en La Colonia.
Los investigadores, liderados por Diego Pol (paleontologo, investigador del CONICET y especialista en la evolución de reptiles mesozoicos de la Patagonia), que encontraron los restos fósiles de esta especie que vivió hace unos 69 millones de años son: Fernando Novas (investigador del CONICET en el Museo Argentino de Ciencias Naturales), Mattia Antonio Baiano (Museo Municipal Ernesto Bachmann de Neuquén), Ignacio Cerda (CONICET-Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología, UNRN), David Černý (The University of Chicago) y Michael Pittman (The Chinese University of Hong Kong).
El nombre del dinosaurio es de origen tehuelche. La palabra “koleken” significa “quien proviene de las arcillas y el agua”, porque los sedimentos en los que se encontraron los restos eran arcillas que estaban en un estuario. Y el nombre “inakayali” hace referencia al cacique Tehuelche Inakayal que pertenecía a una familia del valle de Tecka, alojó en su territorio a naturalistas y viajeros durante la década del 70 y fue uno de los últimos en resistir a la Conquista del Desierto.
Este dinosaurio pertenece a la familia de los abelisáuridos y se diferenció de otras especies por sus características físicas, ya que poseía una cresta en el hueso nasal que corría a lo largo de su hocico, un hueso postorbital bajo que no cubría lateralmente la órbita y osificaciones en las espinas neurales de las vértebras que están ausentes en otros miembros de la familia.
El trabajo de investigación se enmarca en el proyecto “El Fin de la Era de los Dinosaurios en Patagonia” que es apoyado por la National Geographic Society y tiene el objetivo de ampliar el conocimiento científico sobre los dinosaurios que existieron en la Patagonia durante los últimos 15 millones de años del período Cretácico, desarrollando una base de datos para identificar patrones de extinción en América del Sur.